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José Mª de Zavala; S.G. Partido Carlista 1976 |
¿En
cuál de las familias políticas actuales se puede encajar el Partido
Carlista?
Esta
pregunta no tiene respuesta para quienes se la plantean atendiendo
exclusivamente al nombre del grupo, pues desde esa perspectiva sería
un partido “huérfano”, sin familia. Pero es que esa perspectiva
no es acertada, pues conduciría a conclusiones erróneas, como
pueden ser la orfandad de los carlistas o, en otro sentido, la
inclusión de los socialdemócratas en la familia socialista. Es
obvio que el Partido Carlista encierra una peculiaridad sociológica
y un fenómeno monárquico que le dan un “toque de distinción”,
pero no hasta el punto de que resulte ajeno a cualquiera de las
grandes corrientes políticas del mundo actual. Para hallar una
respuesta adecuada a esa pregunta, nos tenemos que fijar en tres
aspectos fundamentales del Carlismo: historia, ideología y
estrategia.
Ya
hemos visto su historia, que nos situa el Partido Carlista en la
España de los últimos dos siglos con lo que entonces se llamaba un
carácter marcadamente social y que no era otra cosa que los primeros
balbuceos de un socialismo popular, no académico, en nuestro país.
Está claro que a lo que voy es a encuadrar el Partido Carlista
dentro de la gran familia socialista. A ello nos obliga el ayer y el
hoy del Carlismo.
Truncada
su imagen socialista por los diversos paréntesis de los accesos del
integrismo a su dirección (Nocedal, Vázquez de Mella), el último
de los cuales se produce al morir don Jaime, coincidiendo con la
conspiración para la guerra civil del 36, hay que fijarse en qué es
lo que dice y propugna hoy el Partido Carlista. La clara definición
actual por un socialismo autogestionario, que en algunos produce
asombros o recelos, no ha sido una formulación espontánea u
oportunista, sino resultado de un duro trabajo de búsqueda de las
propias esencias, para desde ellas y situados en el mundo de nuestros
días, hacer una formulación actual, elaborar la alternativa de una
sociedad nueva. Es lo que doña María Teresa de Borbón ha llamado
“arrancar el Carlismo de su “angelismo” con respecto a la vida
política, para llegar a la democratización de la voluntad política
como opción ideológica, como práctica política”. (José Mª de
Zavala, Partido Carlista: 1976, págs 35-36)
ARTÍCULOS PUBLICADOS:
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2013 ------------------------------------------------------------------------------------