La derecha pepera pasó factura a la superioridad moral de la izquierda.
Nuestra sociedad perdona los casos de corrupción de la derecha, y castiga a la izquierda por su puesta en escena. La crítica que realizan los electores a Podemos, es una crítica estética y superficial, que nada tiene que ver con el programa político, económico y territorial que llevan, sino con los prejuicios y los fantasmas que agita la derecha sobre la izquierda.
Nuestra sociedad perdona los casos de corrupción de la derecha, y castiga a la izquierda por su puesta en escena. La crítica que realizan los electores a Podemos, es una crítica estética y superficial, que nada tiene que ver con el programa político, económico y territorial que llevan, sino con los prejuicios y los fantasmas que agita la derecha sobre la izquierda.
Presentíamos
tras la que está cayendo, que la izquierda de Unidos Podemos ganaría
las elecciones, sin embargo, no ha sido así. Ni la reducción de la
deuda gestionada en los llamados “ayuntamientos del cambio”, ni
el mantenimiento de los comedores sociales, ni los intentos de evitar
los desahucios por parte parte del nuevo gobierno local, ni el programa social político y económico que llevaba Unidos Podemos han
convencido a los electores, quienes, incapaces de comprender las limitaciones
del poder municipal para hacer frente a leyes superiores dictadas por
el PPSOE que siguen permitiendo injusticias como los desahucios, han hecho posible la victoria del Partido Popular.
No
es posible una buena gestión y ejecución del gobierno local, sino
va acompañada del soporte global del poder público estatal. Si las
leyes generales del Estado permiten desahucios, resulta complicado
para un ayuntamiento local que trate de hacer frente a esta
situación, por muy buena voluntad que tenga. Los españoles no han
perdonado estos errores a la izquierda.
Han dado por sentado que
podrían hacer frente a lo que decían, sin ni siquiera pensar en las
dificultades de poner en marcha su proyecto social. Los gobiernos
locales de los “ayuntamientos del cambio” se han encontrado con
contratos y acuerdos firmados por el Partido Popular, que no han
podido cesar, muchos de ellos firmados durante el último año, para
blindar así las explotaciones privadas de sus amigos en temas como
la gestión de basuras y residuos, que fueron otorgadas por el PPSOE
a las empresas privadas de amigos afines.
Los
“ayuntamientos del cambio” no han podido acabar con el paro local
que afecta a los jóvenes y a los mayores de 55 años principalmente,
porque no existe tejido productivo diversificado local para absorber
la mano de obra. Los españoles no entienden la dinámica a la que
nos ha abocado el nuevo liberalismo capitalista. Deberían de hacer
cursillos de formación y aplicarse todos.
El
libre mercado ha favorecido la descapitalización de muchas zonas
geográficas españolas por la competencia desleal exterior. La
llegada de las multinacionales hundió el mercado local empresarial
hasta hacerlo desaparecer. Los efectos de la globalización y el
libre mercado, han establecido una dinámica económica por la cual
España no tiene una estructura económica solvente, productiva y
diversificada, capaz de hacer posible una economía soberana e
independiente. Así que la existencia del paro, es un mal endémico
que sólo puede corregirse si se adoptan políticas proteccionistas
que regeneren nuestro tejido empresarial. Pero esto, no lo entienden
los ciudadanos españoles, que se han dejado influir por el miedo
feroz al régimen de Venezuela señalado por la derecha mediática.
Antes del 26J electoral, toda la derecha mediática señalaba “las
consecuencias de tener en España un gobierno bolivariano y chavista
como el que representa Podemos”. Los
ciudadanos españoles se lo creyeron a pies juntillas.
Nuestra
sociedad española, es una sociedad hedonista, egoísta, hipócrita y
superficial que sólo permite a los ricos los privilegios morales y
estéticos que se condenan a la izquierda, cuando la derecha los
lleva en el fondo de su ser. Quizá por la “superioridad moral de
la izquierda”, la ciudadanía exige un comportamiento impecable a
la izquierda, que roza lo surrealista y lo absurdo, pues no son más
que excusas y reproches, para evitar que la izquierda realmente gane.
¿Realmente
la ciudadanía española o la mundial, va a votar libremente la
reducción de sus privilegios de consumo en atención a la
sostenibilidad ecológica ambiental? La ciudadanía española jamás
votará un proyecto económico comunista que establece sacrificios
por la comunidad, porque es una sociedad egoísta. No votará una
autolimitación de privilegios, que no son derechos, porque significa la agresión capitalista al medio ambiente. Este es un
ejemplo del por qué en España jamás la ciudadanía votará por un
proyecto de economía ecológica, ya que requiere de la limitación
del consumo, del racionamiento de todos los recursos, de nula
producción, de una austeridad social. Eso jamás será elegido por
una ciudadanía alienada en el capitalismo porque piensa que algún
día será igual de rica que Botín o cualquier futbolista de la
selección española, por poner un ejemplo.
Así,
la superioridad moral de la izquierda, tiene muy poco que hacer, no
puede competir contra la mediocridad de los ciudadanos, la falta de
interés por el común, por lo público, que ha inoculado la derecha
desde los años 70.
La
gente que ha dejado de votar a Unidos Podemos, no son de ningún partido político porque se mueven
en torno a la realidad social electoral indecisa, pero pertenecen al sustrato social derechista, se han criado con los valores cristianos, y con los prejuicios asociados a esa educación. Si antes votaron a Podemos y ahora no lo han hecho, es por un
motivo de “crítica estética superficial”. No se trata pues, de
una crítica de fondo, bien razonada y fundamentada basada en los
principios programáticos que lleva la izquierda, sino en la
externalidad superficial que representa los prejuicios de la derecha
sobre la izquierda.
Esos
prejuicios y críticas superficiales de los ciudadanos españoles
sobre la izquierda, empezaron el mismo día en el que sus señorías
llegaban a reunirse en el Congreso de los Diputados tras las
elecciones del 20D. Toda la derecha mediática empezó a recriminar
la presencia de Podemos en el Congreso de los Diputados. Se les llamó
de todo, desde piojosos, hasta mal olientes, señalando en todo
momento las formas estéticas de la formación política de Podemos,
como informal, y detestable. La ciudadanía española es superficial,
porque piensa que “eso no es como Dios manda”, porque “eso no
son formas de ir vestido y presentado”. La ciudadanía española
tiene prejuicios, es una ciudadanía acomplejada, cobarde y
aborregada, que todavía usa criterios de lo que estima como
“normalidad”. Lo que se sale de la normalidad mental de los
españoles, resulta chocante, y eso es tildado de circo político mediático,
circo que por otra parte es señalado y jaleado por la derecha
mediática: “mirad como van vestidos”, “mira, mira, mira donde
dejaron sus objetos personales y abrigos”, “mirad a Carolina
Bescansa con su hijo en brazos”, “es impresentable”, “es
inaceptable”, “inconcebible”, afirma la derecha mediática. Y
todos lo ciudadanos como BORREGOS, aceptaron estos criterios y
juicios derechistas mediáticos que se establecieron contra Podemos. A los que se unieron los juicios y los falsos informes policiales que interior ha utilizado contra Podemos en lo referente a Venezuela y a la supuesta financiación irregular e ilegal de este partido. Se cree el ladrón que todos son de su condición, y los casos internos de corrupción del PP se catapultaron a la esfera política de Podemos bajo en contexto de la lamentable realidad Venezonala, de la que empiezo a estar preocupado, porque una vez acabadas las elecciones, los medios de la derecha mediática ya no nos hablan ni de Venezuela, ni de Grecia.
Tras
la imposibilidad del nombramiento de un nuevo presidente de gobierno,
y la nueva convocatoria electoral, la derecha del PPSOE, volvió a
señalar el centro de la campaña electoral en Venezuela, haciendo
hincapié en la supuesta financiación irregular de Podemos por el
régimen chavista, cuestión que se ha demostrado totalmente falsa, y
archivada por el juez. La derecha mediática, no obstante ha incidido
una y otra vez en las mismas mentiras y desprestigios, porque era una
forma de erosionar a Podemos con bulos y falsedades, que han sido muy
aceptadas por la ciudadanía de este país. Esto ha pasado factura a Podemos, mientras que los sobres de Barcenas y la financiación ilegal del PP que está probada, no le ha pasado factura a este entramado de corrupción que es el Partido Popular.
Mientras
aparecían a la luz nuevos casos de corrupción del Partido Popular
relacionados con el ministro del interior Fernández Díaz y sus
falsos informes policiales que tenían toda la intención de
desacreditar a las formaciones políticas independentistas catalanas
y a Podemos; la ciudadanía española, ha dado como válidos estos
informes votando de nuevo al Partido Popular.
¿Qué
ha quedado en la retina de los ciudadanos españoles, de los borregos
españoles, para votar al Partido Popular una vez más? Porque para
ser ciudadanos hay que ser realmente libres, no timoratos influidos
por el miedo y el temor.
En
la retina ha quedado la Cabalgata de los Reyes Magos de Manuela
Carmena y la estúpida frase de Cayetana Álvarez de Toledo: “mi
hija de seis años: esos no son los reyes magos, son gente
disfrazada. Jamás te lo perdonaré Manuela Carmena, jamás”. No
sólo, no se lo perdonó Cayetana, el pueblo borrego español, tampoco
se lo ha perdonado.
La
procesión, cabalgata, escenificación de las Reinas Magas del
alcalde de Valencia, Joan Ribó, durante los días 2 y 3 de enero de
2016, se consideró como un ataque profundísimo a las tradiciones
católicas de este país, y se empezaron a publicar bulos, como que
Joan Ribó pretendía eliminar la cabalgata tradicional de los reyes
magos en Valencia, para la noche del 5 de enero.
Las
retiradas de retratos y bustos de Juan Carlos el impostor, del
heredero de Franco, del pleno del Ayuntamiento de Barcelona, y del
callejero, junto con la retirada de nombres vinculados a la dictadura
franquista, no sólo en Barcelona, sino también en Madrid, ha
llevado a los borregos españoles a no considerar, los grandes
esfuerzos de reducción de la deuda de los respectivos ayuntamientos,
porque para los borregos españoles, eran más importantes, el busto
de Juan Carlos y el mantenimiento de los nombrecitos de los
represores franquistas en el callejero público.
A
la derecha española, le da pánico cuando estos alcaldes del cambio
enarbolan la bandera republicana, símbolo que me resulta
particularmente indiferente, pero a algunos les da taquicardia, y ve
en todo esto síntomas de revancha política guerracivilista.
Efectivamente, el borreguismo español, no ha perdonado a la
izquierda todos estos “circos y escenificaciones” públicas,
consideradas como un ataque a su honor y a su consideración. Los
ciudadanos españoles consideran que merecen una mejor representación
institucional, y no todo ese circo izquierdista radical que se junta
con las declaraciones de Juan Carlos Monedero, y entonces ya el
rechazo es absoluto para el borreguismo cerril español... Y claro, han optado por el Partido Popular, porque SI les representa.
Del
“no te lo perdonaré jamás Carmena” al “no os perdonamos este
circo izquierdista”, porque "nos gustan los cambalaches corruptos derechistas" , deja muy claro, que los ciudadanos españoles consideran
que España merece otra clase política y no ese circo del niño de
Bescansa y los reyes Magos de Carmena.
La realidad de lo
que ha elegido el borreguismo español el 26J:
Ha
elegido la corrupción del ex-tesorero del Partido Popular: Barcenas y
sus sobres que también los cobró en B, el presidente Rajoy por el
M.R. Que aparece en la contabilidad B de Barcenas del Partido
Popular. Para el borreguismo español, esto no es un circo, ni
siquiera corrupción, por eso han votado de nuevo al PP.
Ha
elegido la estafa de las preferentes de Bankia y de Blesa, amigo de
Aznar. Los abuelos volvieron apostar por el Partido Popular, porque
les gustan que quienes gestionen la banca, les sigan estafando. Esto
lo han premiado votando al PP, porque para ellos esto no tiene la
consideración de circo mediático, ya que el circo mediático y la
indecencia política vienen representados por la izquierda política
y radical de este país.
Y
podríamos alargarnos con un suma y sigue de casos de corrupción del
PPSOE, que no les ha afectado, al menos así ha sido en el caso del
Partido Popular. La gente, la ciudadanía española, ha votado con el
temor, con la nariz tapada, han preferido una vez más el circo del
Partido Popular. No han sido igual de duros juzgando a Podemos, que
al PP. Los argumentos críticos contra Podemos son y han sido
únicamente superficiales, porque hacen referencia al comportamiento
supuestamente excéntrico de sus representantes, tachados de
extremistas, sectarios, radicales, engreídos, locos,
revolucionarios. No se ha querido ver, ni recordar, por ejemplo, las
declaraciones cínicas, falsas y engreídas de los miembros del Partido
Popular, generando falsas expectativas, o simplemente justificando la represión política, como Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal, Susana
Saenz de Santa María, Esteban Gonzalez Pons, Alfonso Alonso, Javier
Maroto, Pablo Casado,... A esta gente se les perdonan todas las
barbaridades mediáticas, todas las excentricidades populistas, todos
y cada uno de los casos de corrupción.
Se
ha pretendido poner en igualdad de condiciones y hacer un juicio
público a Juan Carlos Monedero con Bárcenas o Miguel Blesa.
Los
electores españoles necesitaban una excusa para no votar a Podemos,
y estos la han encontrado en las puestas en escena de la formación
morada y en las declaraciones consideradas exaltadas de algunos de
sus líderes.
Monedero
en la campaña pasada afirmó creer en las posibilidades
extraordinarias que la gente tiene en democracia. Este es un pueblo
cobarde y mediocre, señor Monedero, no se merece poder votar. Nos
han vuelto a demostrar los ciudadanos, o mejor decir, los borregos
españoles, que no son ciudadanos, porque han votado con el temor.
Si
Podemos quiere ganar las elecciones debe cambiar de estrategia. No
debe salir a la palestra el señor Monedero diciendo que los
españoles quieren que el gobierno ordene a la policía, la guardia
civil y a los jueces, la detención y procesamiento de los corruptos,
porque eso a la ciudadanía española, le suena a franquismo, y aquí
todos son muy liberales como Esperanza Aguirre y Margareth Thatcher.
Que
las chicas y chicos de Podemos deben ganar la superficialidad y la
externalidad, es decir, la falsedad social, para convencer a todos
los estamentos populares de la sociedad civil, y por tanto deben
cuidar su imagen estética, para no ser víctimas de la crítica
estética. Porque para los ciudadanos españoles, perdón, borregos
españoles, lo más importante es la estética de los candidatos y
del equipo. Esa superficialidad, deben aparecer todas y todos muy
guapas y guapos, con banderitas españolas rojas y gualdas en las
muñecas, haciendo consignas de “yo soy español, español,
español”. También deberían hacer guiños a la Iglesia Católica,
este país es un país beato, de valores beatos, aunque quienes los
profesan obren con laxitud y cinismo, de forma hipócrita. Así pues,
deben obviar toda crítica a la Iglesia Católica, deben hacer como
que ni existe, aunque tal flamante obispo diga barbaridades, como si
no existiera... Deben dejar que la gente y los soldados legionarios
salgan con sus santos y sus Cristos, sus Vírgenes y sus elementos de
religiosidad popular. Al pueblo le gusta mucho todo ese circo de
santos y tal, así que lo mejor es que se les deje estar, y no se
hagan declaraciones o consideraciones negativas al respecto, porque
esto es España, país de borregos y de fachas, y por tanto, es
necesario no entrar al trapo sobre esta índole. Podemos debería
obrar con mucha más inteligencia y sutilidad de la que lo hace,
debería ser más maquiavélico y no presumir de serlo.
Toca
explicarle a la gente de izquierdas que lo importante es tomar el
poder y no reñir con la Iglesia católica, que se la necesita para
llegar al poder, que lo más importante es ganar las elecciones con
mayoría absoluta, no ser un grupo marginal ridículo en el Congreso
de los Diputados. Y que una vez, hayan ganado las elecciones y
formado gobierno, entonces que hagan como el Rajoy, pero por la
izquierda, que comiencen aplicar las medidas del programa oculto, que
se desmelenen políticamente si quieren. A Podemos le toca asentarse
y disimular, para convencer, prosperar y ganar. Si la sociedad es
facha, tendrá que ser estéticamente facha, también. Les toca
disfrazarse para ganar a la superficialidad ciudadana y a la
hipocresía social.
Presentíamos
tras la que está cayendo, que la izquierda de Unidos Podemos ganaría
las elecciones, sin embargo, no ha sido así. Ni la reducción de la
deuda gestionada en los llamados “ayuntamientos del cambio”, ni
el mantenimiento de los comedores sociales, ni los intentos de evitar
los desahucios por parte parte del nuevo gobierno local, ni el programa social político y económico que llevaba Unidos Podemos han
convencido a los electores, quienes, incapaces de comprender las limitaciones
del poder municipal para hacer frente a leyes superiores dictadas por
el PPSOE que siguen permitiendo injusticias como los desahucios, han hecho posible la victoria del Partido Popular.
No
es posible una buena gestión y ejecución del gobierno local, sino
va acompañada del soporte global del poder público estatal. Si las
leyes generales del Estado permiten desahucios, resulta complicado
para un ayuntamiento local que trate de hacer frente a esta
situación, por muy buena voluntad que tenga. Los españoles no han
perdonado estos errores a la izquierda.
Han dado por sentado que
podrían hacer frente a lo que decían, sin ni siquiera pensar en las
dificultades de poner en marcha su proyecto social. Los gobiernos
locales de los “ayuntamientos del cambio” se han encontrado con
contratos y acuerdos firmados por el Partido Popular, que no han
podido cesar, muchos de ellos firmados durante el último año, para
blindar así las explotaciones privadas de sus amigos en temas como
la gestión de basuras y residuos, que fueron otorgadas por el PPSOE
a las empresas privadas de amigos afines.
Los
“ayuntamientos del cambio” no han podido acabar con el paro local
que afecta a los jóvenes y a los mayores de 55 años principalmente,
porque no existe tejido productivo diversificado local para absorber
la mano de obra. Los españoles no entienden la dinámica a la que
nos ha abocado el nuevo liberalismo capitalista. Deberían de hacer
cursillos de formación y aplicarse todos.
El
libre mercado ha favorecido la descapitalización de muchas zonas
geográficas españolas por la competencia desleal exterior. La
llegada de las multinacionales hundió el mercado local empresarial
hasta hacerlo desaparecer. Los efectos de la globalización y el
libre mercado, han establecido una dinámica económica por la cual
España no tiene una estructura económica solvente, productiva y
diversificada, capaz de hacer posible una economía soberana e
independiente. Así que la existencia del paro, es un mal endémico
que sólo puede corregirse si se adoptan políticas proteccionistas
que regeneren nuestro tejido empresarial. Pero esto, no lo entienden
los ciudadanos españoles, que se han dejado influir por el miedo
feroz al régimen de Venezuela señalado por la derecha mediática.
Antes del 26J electoral, toda la derecha mediática señalaba “las
consecuencias de tener en España un gobierno bolivariano y chavista
como el que representa Podemos”. Los
ciudadanos españoles se lo creyeron a pies juntillas.
Nuestra
sociedad española, es una sociedad hedonista, egoísta, hipócrita y
superficial que sólo permite a los ricos los privilegios morales y
estéticos que se condenan a la izquierda, cuando la derecha los
lleva en el fondo de su ser. Quizá por la “superioridad moral de
la izquierda”, la ciudadanía exige un comportamiento impecable a
la izquierda, que roza lo surrealista y lo absurdo, pues no son más
que excusas y reproches, para evitar que la izquierda realmente gane.
¿Realmente
la ciudadanía española o la mundial, va a votar libremente la
reducción de sus privilegios de consumo en atención a la
sostenibilidad ecológica ambiental? La ciudadanía española jamás
votará un proyecto económico comunista que establece sacrificios
por la comunidad, porque es una sociedad egoísta. No votará una
autolimitación de privilegios, que no son derechos, porque significa la agresión capitalista al medio ambiente. Este es un
ejemplo del por qué en España jamás la ciudadanía votará por un
proyecto de economía ecológica, ya que requiere de la limitación
del consumo, del racionamiento de todos los recursos, de nula
producción, de una austeridad social. Eso jamás será elegido por
una ciudadanía alienada en el capitalismo porque piensa que algún
día será igual de rica que Botín o cualquier futbolista de la
selección española, por poner un ejemplo.
Así,
la superioridad moral de la izquierda, tiene muy poco que hacer, no
puede competir contra la mediocridad de los ciudadanos, la falta de
interés por el común, por lo público, que ha inoculado la derecha
desde los años 70.
La
gente que ha dejado de votar a Unidos Podemos, no son de ningún partido político porque se mueven
en torno a la realidad social electoral indecisa, pero pertenecen al sustrato social derechista, se han criado con los valores cristianos, y con los prejuicios asociados a esa educación. Si antes votaron a Podemos y ahora no lo han hecho, es por un
motivo de “crítica estética superficial”. No se trata pues, de
una crítica de fondo, bien razonada y fundamentada basada en los
principios programáticos que lleva la izquierda, sino en la
externalidad superficial que representa los prejuicios de la derecha
sobre la izquierda.
Esos
prejuicios y críticas superficiales de los ciudadanos españoles
sobre la izquierda, empezaron el mismo día en el que sus señorías
llegaban a reunirse en el Congreso de los Diputados tras las
elecciones del 20D. Toda la derecha mediática empezó a recriminar
la presencia de Podemos en el Congreso de los Diputados. Se les llamó
de todo, desde piojosos, hasta mal olientes, señalando en todo
momento las formas estéticas de la formación política de Podemos,
como informal, y detestable. La ciudadanía española es superficial,
porque piensa que “eso no es como Dios manda”, porque “eso no
son formas de ir vestido y presentado”. La ciudadanía española
tiene prejuicios, es una ciudadanía acomplejada, cobarde y
aborregada, que todavía usa criterios de lo que estima como
“normalidad”. Lo que se sale de la normalidad mental de los
españoles, resulta chocante, y eso es tildado de circo político mediático,
circo que por otra parte es señalado y jaleado por la derecha
mediática: “mirad como van vestidos”, “mira, mira, mira donde
dejaron sus objetos personales y abrigos”, “mirad a Carolina
Bescansa con su hijo en brazos”, “es impresentable”, “es
inaceptable”, “inconcebible”, afirma la derecha mediática. Y
todos lo ciudadanos como BORREGOS, aceptaron estos criterios y
juicios derechistas mediáticos que se establecieron contra Podemos. A los que se unieron los juicios y los falsos informes policiales que interior ha utilizado contra Podemos en lo referente a Venezuela y a la supuesta financiación irregular e ilegal de este partido. Se cree el ladrón que todos son de su condición, y los casos internos de corrupción del PP se catapultaron a la esfera política de Podemos bajo en contexto de la lamentable realidad Venezonala, de la que empiezo a estar preocupado, porque una vez acabadas las elecciones, los medios de la derecha mediática ya no nos hablan ni de Venezuela, ni de Grecia.
Tras
la imposibilidad del nombramiento de un nuevo presidente de gobierno,
y la nueva convocatoria electoral, la derecha del PPSOE, volvió a
señalar el centro de la campaña electoral en Venezuela, haciendo
hincapié en la supuesta financiación irregular de Podemos por el
régimen chavista, cuestión que se ha demostrado totalmente falsa, y
archivada por el juez. La derecha mediática, no obstante ha incidido
una y otra vez en las mismas mentiras y desprestigios, porque era una
forma de erosionar a Podemos con bulos y falsedades, que han sido muy
aceptadas por la ciudadanía de este país. Esto ha pasado factura a Podemos, mientras que los sobres de Barcenas y la financiación ilegal del PP que está probada, no le ha pasado factura a este entramado de corrupción que es el Partido Popular.
Mientras
aparecían a la luz nuevos casos de corrupción del Partido Popular
relacionados con el ministro del interior Fernández Díaz y sus
falsos informes policiales que tenían toda la intención de
desacreditar a las formaciones políticas independentistas catalanas
y a Podemos; la ciudadanía española, ha dado como válidos estos
informes votando de nuevo al Partido Popular.
¿Qué
ha quedado en la retina de los ciudadanos españoles, de los borregos
españoles, para votar al Partido Popular una vez más? Porque para
ser ciudadanos hay que ser realmente libres, no timoratos influidos
por el miedo y el temor.
En
la retina ha quedado la Cabalgata de los Reyes Magos de Manuela
Carmena y la estúpida frase de Cayetana Álvarez de Toledo: “mi
hija de seis años: esos no son los reyes magos, son gente
disfrazada. Jamás te lo perdonaré Manuela Carmena, jamás”. No
sólo, no se lo perdonó Cayetana, el pueblo borrego español, tampoco
se lo ha perdonado.
La
procesión, cabalgata, escenificación de las Reinas Magas del
alcalde de Valencia, Joan Ribó, durante los días 2 y 3 de enero de
2016, se consideró como un ataque profundísimo a las tradiciones
católicas de este país, y se empezaron a publicar bulos, como que
Joan Ribó pretendía eliminar la cabalgata tradicional de los reyes
magos en Valencia, para la noche del 5 de enero.
Las
retiradas de retratos y bustos de Juan Carlos el impostor, del
heredero de Franco, del pleno del Ayuntamiento de Barcelona, y del
callejero, junto con la retirada de nombres vinculados a la dictadura
franquista, no sólo en Barcelona, sino también en Madrid, ha
llevado a los borregos españoles a no considerar, los grandes
esfuerzos de reducción de la deuda de los respectivos ayuntamientos,
porque para los borregos españoles, eran más importantes, el busto
de Juan Carlos y el mantenimiento de los nombrecitos de los
represores franquistas en el callejero público.
A
la derecha española, le da pánico cuando estos alcaldes del cambio
enarbolan la bandera republicana, símbolo que me resulta
particularmente indiferente, pero a algunos les da taquicardia, y ve
en todo esto síntomas de revancha política guerracivilista.
Efectivamente, el borreguismo español, no ha perdonado a la
izquierda todos estos “circos y escenificaciones” públicas,
consideradas como un ataque a su honor y a su consideración. Los
ciudadanos españoles consideran que merecen una mejor representación
institucional, y no todo ese circo izquierdista radical que se junta
con las declaraciones de Juan Carlos Monedero, y entonces ya el
rechazo es absoluto para el borreguismo cerril español... Y claro, han optado por el Partido Popular, porque SI les representa.
Del
“no te lo perdonaré jamás Carmena” al “no os perdonamos este
circo izquierdista”, porque "nos gustan los cambalaches corruptos derechistas" , deja muy claro, que los ciudadanos españoles consideran
que España merece otra clase política y no ese circo del niño de
Bescansa y los reyes Magos de Carmena.
La realidad de lo
que ha elegido el borreguismo español el 26J:
Ha
elegido la corrupción del ex-tesorero del Partido Popular: Barcenas y
sus sobres que también los cobró en B, el presidente Rajoy por el
M.R. Que aparece en la contabilidad B de Barcenas del Partido
Popular. Para el borreguismo español, esto no es un circo, ni
siquiera corrupción, por eso han votado de nuevo al PP.
Ha
elegido la estafa de las preferentes de Bankia y de Blesa, amigo de
Aznar. Los abuelos volvieron apostar por el Partido Popular, porque
les gustan que quienes gestionen la banca, les sigan estafando. Esto
lo han premiado votando al PP, porque para ellos esto no tiene la
consideración de circo mediático, ya que el circo mediático y la
indecencia política vienen representados por la izquierda política
y radical de este país.
Y
podríamos alargarnos con un suma y sigue de casos de corrupción del
PPSOE, que no les ha afectado, al menos así ha sido en el caso del
Partido Popular. La gente, la ciudadanía española, ha votado con el
temor, con la nariz tapada, han preferido una vez más el circo del
Partido Popular. No han sido igual de duros juzgando a Podemos, que
al PP. Los argumentos críticos contra Podemos son y han sido
únicamente superficiales, porque hacen referencia al comportamiento
supuestamente excéntrico de sus representantes, tachados de
extremistas, sectarios, radicales, engreídos, locos,
revolucionarios. No se ha querido ver, ni recordar, por ejemplo, las
declaraciones cínicas, falsas y engreídas de los miembros del Partido
Popular, generando falsas expectativas, o simplemente justificando la represión política, como Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal, Susana
Saenz de Santa María, Esteban Gonzalez Pons, Alfonso Alonso, Javier
Maroto, Pablo Casado,... A esta gente se les perdonan todas las
barbaridades mediáticas, todas las excentricidades populistas, todos
y cada uno de los casos de corrupción.
Se
ha pretendido poner en igualdad de condiciones y hacer un juicio
público a Juan Carlos Monedero con Bárcenas o Miguel Blesa.
Los
electores españoles necesitaban una excusa para no votar a Podemos,
y estos la han encontrado en las puestas en escena de la formación
morada y en las declaraciones consideradas exaltadas de algunos de
sus líderes.
Monedero
en la campaña pasada afirmó creer en las posibilidades
extraordinarias que la gente tiene en democracia. Este es un pueblo
cobarde y mediocre, señor Monedero, no se merece poder votar. Nos
han vuelto a demostrar los ciudadanos, o mejor decir, los borregos
españoles, que no son ciudadanos, porque han votado con el temor.
Si
Podemos quiere ganar las elecciones debe cambiar de estrategia. No
debe salir a la palestra el señor Monedero diciendo que los
españoles quieren que el gobierno ordene a la policía, la guardia
civil y a los jueces, la detención y procesamiento de los corruptos,
porque eso a la ciudadanía española, le suena a franquismo, y aquí
todos son muy liberales como Esperanza Aguirre y Margareth Thatcher.
Que
las chicas y chicos de Podemos deben ganar la superficialidad y la
externalidad, es decir, la falsedad social, para convencer a todos
los estamentos populares de la sociedad civil, y por tanto deben
cuidar su imagen estética, para no ser víctimas de la crítica
estética. Porque para los ciudadanos españoles, perdón, borregos
españoles, lo más importante es la estética de los candidatos y
del equipo. Esa superficialidad, deben aparecer todas y todos muy
guapas y guapos, con banderitas españolas rojas y gualdas en las
muñecas, haciendo consignas de “yo soy español, español,
español”. También deberían hacer guiños a la Iglesia Católica,
este país es un país beato, de valores beatos, aunque quienes los
profesan obren con laxitud y cinismo, de forma hipócrita. Así pues,
deben obviar toda crítica a la Iglesia Católica, deben hacer como
que ni existe, aunque tal flamante obispo diga barbaridades, como si
no existiera... Deben dejar que la gente y los soldados legionarios
salgan con sus santos y sus Cristos, sus Vírgenes y sus elementos de
religiosidad popular. Al pueblo le gusta mucho todo ese circo de
santos y tal, así que lo mejor es que se les deje estar, y no se
hagan declaraciones o consideraciones negativas al respecto, porque
esto es España, país de borregos y de fachas, y por tanto, es
necesario no entrar al trapo sobre esta índole. Podemos debería
obrar con mucha más inteligencia y sutilidad de la que lo hace,
debería ser más maquiavélico y no presumir de serlo.
Toca
explicarle a la gente de izquierdas que lo importante es tomar el
poder y no reñir con la Iglesia católica, que se la necesita para
llegar al poder, que lo más importante es ganar las elecciones con
mayoría absoluta, no ser un grupo marginal ridículo en el Congreso
de los Diputados. Y que una vez, hayan ganado las elecciones y
formado gobierno, entonces que hagan como el Rajoy, pero por la
izquierda, que comiencen aplicar las medidas del programa oculto, que
se desmelenen políticamente si quieren. A Podemos le toca asentarse
y disimular, para convencer, prosperar y ganar. Si la sociedad es
facha, tendrá que ser estéticamente facha, también. Les toca
disfrazarse para ganar a la superficialidad ciudadana y a la
hipocresía social.
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