El 21 d´abril, a Riudecols (Baix Camp, Tarragona).
Una representació de "Carlistes Valencians" va assistir el passat dimarts, 21 d abril, al dinar que es va celebrar a la casa del Baró de Llorach, a la vila de Riudecols, amb motiu de les conferències que l'infant Jaume de Borbó Parma va pronunciar a les universitats catalanes Abat Oliba (Barcelona) i Rovira i Virgili (Tarragona). A la vesprada es va celebrar a la mateixa casa una trobada amb els carlistes. Dos companys de "Carlistes Valencians" presentaren, a títol personal, unes aportacions sobre el rol que el Carlisme i la Dinastia deuen tindre a l'actual problemàtica socio-política. Remitim els textes dels nostres correligionaris, Josep Miralles de Castelló de la Plana i Manuel Fernández de Sevilla d'Alacant, sense que "Carlistes Valencians", com a col·lectiu , s'identifique amb totes les propostes: les oferim com un material obert per al debat
LEGITIMISTA DIGITAL
30 de abril de 2015
Intervención de Josep Miralles Climent:
"Soy
carlista y católico desde la cuna y creo que moriré siendo carlista
y católico, aunque a lo largo de mi vida he evolucionado en ambos
terrenos, en el político-ideológico y el religioso-espiritual.
Aunque digo esto, no quisiera parecer que mezclo política y religión
como hacen los integristas, sin embargo para mí, la mejor política
está inspirada en el cristianismo, sin rechazar otras religiones y
filosofías.
Estoy
afiliado al Partido Carlista que, con todas sus imperfecciones, es la
organización carlista que mejor me representa hoy. Por eso creo que
todos los carlistas deberíamos estar afiliados para poder influir en
él participando democráticamente.
Creo
en un Carlismo comprometido con la sociedad, con el pueblo. Lo mismo
que creo en un cristianismo cercano a como lo preconiza la teología
de la liberación. Por eso no creo en la acción política entendida
como partitocracia, sino en el compromiso de los carlistas con los
más desfavorecidos en todos los sentidos.
Tampoco
creo en el juego de poderes; en alcanzar el poder. No creo que la
sociedad cambie por alcanzar el poder un partido determinado ni
porque la gente consiga más dinero para vivir mejor. Lo más
importante es que cambiemos las personas, un cambio basado en el
esfuerzo, el sacrificio y la compasión y no tanto en buscar la
comodidad y el egoísmo; en ser más solidarios, más justos, en
buscar la verdad, la paz, como lo hizo Gandhi... y sobre todo en
desterrar el odio y sustituirlo por el amor como lo hizo Jesús de
Nazareth. (Todo ello son valores más espirituales frente a los
valores materiales y de "bienestar" que plantean los
defensores de la Sociedad del Bienestar que es lo que
tradicionalmente reivindican todos los partidos políticos:
engrandecer el pesebre y consumir)