Los Fueros y Constituciones históricas hispánicas inspiraron el Federalismo de los EEUU
Los Carlistas estamos convencidos que España debe caminar hacia un modelo confederal en el que se reconozca la pluralidad de sus Estados y sus Naciones sin caer en secesionismo egoístas absurdos pensando siempre la solidaridad entre los pueblos de las Españas.
eudo /l.d.
22 de diciembre de 2015
Cuando
los mal llamados liberales, los llamaban así por sus leyes
desamortizadoras, irrumpieron en las Cortes de Cádiz, arrebataron la
soberanía de todas las comunidades ibéricas. En su discurso
preliminar leído al efecto afirmaban “al presentar el proyecto, la
comisión nombrada al efecto, con absoluto desprecio a nuestro
sistema político de hacer nuestras leyes, procede un ataque
a nuestra ya existente Constitución, y dice que ya no
podemos ejercitarla sino a través de lar Cortes Generales.
“...Sirva, Señor, -se refiere al Rey-de ejemplo la
ley XII, tit. I, Partida 1ª, en que se dice: Emperador
o Rey puede facer leyes sobre las gentes de su señorío e otro
ninguno non ha poder de las facer en lo temporal, fueras ende si las
ficiese con otorgamiento de ellos. Et las de otra manera son fechas
non han nombre nin fuerza de leyes, nin deben valer en ningún
tiempo. Otras pudiera citarse; pero además de que
sería molestar sin utilidad la atención de las Cortes, la razón
más principal de la Comisión consiste en que la Constitución de la
Monarquía española debe ser un sistema completo y bien ordenado,
cuyas partes guarden entre sí el más perfecto enlace y armonía. Su
textura, Señor, por decirlo así, ha de ser de una misma mano, su
forma y colocación ejecutada por un mismo artificio. ¿Cómo, pues,
sería posible que la simple ordenación textual de las leyes
promulgadas en épocas diferentes, distantes unas de otras muchos
siglos, hechas con diversos fines, en circunstancias opuestas entre
sí, y ninguna parecida a la situación en el día se halla el Reino,
llenasen aquel grande y magnífico objeto?(...)Todas las leyes,
fueros y privilegios que comprende la breve exposición que
acaba de hacer, andan dispersos y mezclados entre una multitud de
otras leyes puramente civiles y reglamentarias en la inmensa
colección que forman la jurisprudencia española. La promulgación
de estos Códigos, la fuerza y autoridad de cada uno, las vicisitudes
que ha padecido su observancia, ha sido todo tan vario, tan desigual,
tan contradictorio, que era forzoso entresacar con gran cuidado y
diligencia las leyes puramente fundamentales y constitutivas de la
monarquía de entre la prodigiosa multitud de otras leyes de muy
diferente naturaleza, de espíritu diverso y aun contrario al
espíritu a la índole de aquéllas.”
El
gran error de las Cortes de Cádiz no fueron las mismas leyes que
promulgaron, sino, el asumir la potestad legislativa de las distintas
naciones y regiones de la federación. Las Cortes, asumieron en si
mismas y sin contar con los antiguos reinos, una autoridad que no les
correspondía y si bien aquella constitución podía servir en el
área del sur de la península, el resto de Las Españas tenían su
propia Constitución como bien se dice en dicho discurso al citar
“... La
Constitución de
Navarra, como viva y en
ejercicio, no puede menos de llamar grandemente la atención del
Congreso. (...)Aunque la lectura de los historiadores aragoneses,
que tanto aventajan a los de Castilla, nada
deja que desear al que quiera instruirse de la admirable Constitución
de aquel reino. (...)
causaron un olvido casi general de nuestra verdadera Constitución
hasta el punto de mirar con ceño y desconfianza a las que se
manifestaban adictos a las antiguas de Aragón
y Castilla.”
En
este mismo discurso se reconoce asimismo la realidad de un Estado
plurinacional al que se ataca unilateralmente al afirmar “…Esta
gran reforma bastará por sí sola a restablecer el respeto debido a
las leyes y a los Tribunales, asegurará sobremanera la recta
administración de justicia, y acabará de una vez con la
monstruosa institución de diversos Estados dentro del mismo Estado,
que tanto se opone a la unidad del sistema en la administración, a
la energía del Gobierno, al buen orden y tranquilidad de la
Monarquía.”
Casualmente
pocos años antes un bilbaíno, Diego de Gardoqui y Arequibar
mantenía una fuerte amistad con los padres de la Constitución
Americana, Jefferson y Franklin.
Lo
hacía también con su presidente Washington y con su sucesor en la
presidencia Adams. No es de extrañar que alguno de aquellas leyes
constucionales parezcan copiados del Fuero de Bizkaia. Parece mentira
que Diego de Gardoqui no tenga un monumento junto a John Adams en
Bilbao.
La
organización de los estados americanos se parece en mucho a nuestra
preliberal. Cada Estado tiene su propia Constitución y estas
deciden, incluso, hasta sobre la pena de muerte.
Nos
copiaron nuestras reglas de convivencia, incluso el símbolo del
dólar esta sacado de nuestra moneda pues son las columnas de
Hercules y la “S” de la ceca de Sevilla..
Aquellos
“liberales” provocaron con su centralismo la perdida de las
provincias de ultramar al impedir a aquellas las libertades de
comercio y de legislación propia.
Después
de doscientos años volvemos a las andadas y ahora como con las
guerras carlistas ejercen su autoritarismo centralista sobre nuestras
comunidades ibéricas tratando de manejar a su antojo el futuro de
estas.
Pienso
que la Constitución Española debería ser el pacto de convivencia
entre nuestras comunidades y la declaración universal de los
derechos humanos y así recuperar nuestros fueros que traducidos al
idioma de hoy son nuestra Constitución.
Aquellos
fueros populares que emanaban de la voluntad ciudadana, que no eran
obra de ningún legislador y tenían un sentido profundo de
nuestro autogobierno popular, se hacían, en Vizcaya, desde nuestras
juntas vecinales, se votaban en las Juntas Generales y las juraba
hacer cumplir el Rey de Las Españas y Señor de Bizkaia.
Uno
no sabe como calificar a estos funcionarios metidos a políticos y a
estos políticos metidos a funcionarios. Posiblemente su patetismo
nos lleve a una situación no deseada y a una nueva confrontación.
Después
de una larga trayectoria en la lucha antifranquista que tenga uno,
nuevamente, que salir a pelear por las libertades y a mi edad, tiene
narices. Cuando la transición muchos de nosotros nos fuimos a casa.
Que error, se quedaron los más inútiles y ahora lo pagaremos caro.
eudo /l.d.
22 de diciembre de 2015
Cuando
los mal llamados liberales, los llamaban así por sus leyes
desamortizadoras, irrumpieron en las Cortes de Cádiz, arrebataron la
soberanía de todas las comunidades ibéricas. En su discurso
preliminar leído al efecto afirmaban “al presentar el proyecto, la
comisión nombrada al efecto, con absoluto desprecio a nuestro
sistema político de hacer nuestras leyes, procede un ataque
a nuestra ya existente Constitución, y dice que ya no
podemos ejercitarla sino a través de lar Cortes Generales.
“...Sirva, Señor, -se refiere al Rey-de ejemplo la
ley XII, tit. I, Partida 1ª, en que se dice: Emperador
o Rey puede facer leyes sobre las gentes de su señorío e otro
ninguno non ha poder de las facer en lo temporal, fueras ende si las
ficiese con otorgamiento de ellos. Et las de otra manera son fechas
non han nombre nin fuerza de leyes, nin deben valer en ningún
tiempo. Otras pudiera citarse; pero además de que
sería molestar sin utilidad la atención de las Cortes, la razón
más principal de la Comisión consiste en que la Constitución de la
Monarquía española debe ser un sistema completo y bien ordenado,
cuyas partes guarden entre sí el más perfecto enlace y armonía. Su
textura, Señor, por decirlo así, ha de ser de una misma mano, su
forma y colocación ejecutada por un mismo artificio. ¿Cómo, pues,
sería posible que la simple ordenación textual de las leyes
promulgadas en épocas diferentes, distantes unas de otras muchos
siglos, hechas con diversos fines, en circunstancias opuestas entre
sí, y ninguna parecida a la situación en el día se halla el Reino,
llenasen aquel grande y magnífico objeto?(...)Todas las leyes,
fueros y privilegios que comprende la breve exposición que
acaba de hacer, andan dispersos y mezclados entre una multitud de
otras leyes puramente civiles y reglamentarias en la inmensa
colección que forman la jurisprudencia española. La promulgación
de estos Códigos, la fuerza y autoridad de cada uno, las vicisitudes
que ha padecido su observancia, ha sido todo tan vario, tan desigual,
tan contradictorio, que era forzoso entresacar con gran cuidado y
diligencia las leyes puramente fundamentales y constitutivas de la
monarquía de entre la prodigiosa multitud de otras leyes de muy
diferente naturaleza, de espíritu diverso y aun contrario al
espíritu a la índole de aquéllas.”
El
gran error de las Cortes de Cádiz no fueron las mismas leyes que
promulgaron, sino, el asumir la potestad legislativa de las distintas
naciones y regiones de la federación. Las Cortes, asumieron en si
mismas y sin contar con los antiguos reinos, una autoridad que no les
correspondía y si bien aquella constitución podía servir en el
área del sur de la península, el resto de Las Españas tenían su
propia Constitución como bien se dice en dicho discurso al citar
“... La
Constitución de
Navarra, como viva y en
ejercicio, no puede menos de llamar grandemente la atención del
Congreso. (...)Aunque la lectura de los historiadores aragoneses,
que tanto aventajan a los de Castilla, nada
deja que desear al que quiera instruirse de la admirable Constitución
de aquel reino. (...)
causaron un olvido casi general de nuestra verdadera Constitución
hasta el punto de mirar con ceño y desconfianza a las que se
manifestaban adictos a las antiguas de Aragón
y Castilla.”
En
este mismo discurso se reconoce asimismo la realidad de un Estado
plurinacional al que se ataca unilateralmente al afirmar “…Esta
gran reforma bastará por sí sola a restablecer el respeto debido a
las leyes y a los Tribunales, asegurará sobremanera la recta
administración de justicia, y acabará de una vez con la
monstruosa institución de diversos Estados dentro del mismo Estado,
que tanto se opone a la unidad del sistema en la administración, a
la energía del Gobierno, al buen orden y tranquilidad de la
Monarquía.”
Casualmente
pocos años antes un bilbaíno, Diego de Gardoqui y Arequibar
mantenía una fuerte amistad con los padres de la Constitución
Americana, Jefferson y Franklin.
Lo
hacía también con su presidente Washington y con su sucesor en la
presidencia Adams. No es de extrañar que alguno de aquellas leyes
constucionales parezcan copiados del Fuero de Bizkaia. Parece mentira
que Diego de Gardoqui no tenga un monumento junto a John Adams en
Bilbao.
La
organización de los estados americanos se parece en mucho a nuestra
preliberal. Cada Estado tiene su propia Constitución y estas
deciden, incluso, hasta sobre la pena de muerte.
Nos
copiaron nuestras reglas de convivencia, incluso el símbolo del
dólar esta sacado de nuestra moneda pues son las columnas de
Hercules y la “S” de la ceca de Sevilla..
Aquellos
“liberales” provocaron con su centralismo la perdida de las
provincias de ultramar al impedir a aquellas las libertades de
comercio y de legislación propia.
Después
de doscientos años volvemos a las andadas y ahora como con las
guerras carlistas ejercen su autoritarismo centralista sobre nuestras
comunidades ibéricas tratando de manejar a su antojo el futuro de
estas.
Pienso
que la Constitución Española debería ser el pacto de convivencia
entre nuestras comunidades y la declaración universal de los
derechos humanos y así recuperar nuestros fueros que traducidos al
idioma de hoy son nuestra Constitución.
Aquellos
fueros populares que emanaban de la voluntad ciudadana, que no eran
obra de ningún legislador y tenían un sentido profundo de
nuestro autogobierno popular, se hacían, en Vizcaya, desde nuestras
juntas vecinales, se votaban en las Juntas Generales y las juraba
hacer cumplir el Rey de Las Españas y Señor de Bizkaia.
Uno
no sabe como calificar a estos funcionarios metidos a políticos y a
estos políticos metidos a funcionarios. Posiblemente su patetismo
nos lleve a una situación no deseada y a una nueva confrontación.
Después
de una larga trayectoria en la lucha antifranquista que tenga uno,
nuevamente, que salir a pelear por las libertades y a mi edad, tiene
narices. Cuando la transición muchos de nosotros nos fuimos a casa.
Que error, se quedaron los más inútiles y ahora lo pagaremos caro.
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