De la influencia del Jacobitismo en el Partido Tory al triunfo neoliberal en el Partido Conservador
El movimiento decimonónico de la "Joven Inglaterra" que aglutinaba las viejas ideas jacobitas, y que estaba liderado por Benjamin Disraeli se caracterizó por su anticapitalismo y antiliberalismo hasta el punto de ser tenido en cuenta por Carlos Marx en el Manifiesto Comunista como "Socialismo Feudal".
LEGITIMISTA DIGITAL
26 de diciembre de 2015

Benjamin Disraeli
En
“El Establishment”, el escritor Owen Jones en el capítulo “el
cártel de Westminster” en la págnina 84 hace una importante
referencia sobre el espíritu del antiguo Partido Torie o Conservador
al hablar de la figura de Benjamin Disraeli, uno de los líderes más
importantes del movimiento llamado “Joven Inglaterra”. Los mismos
Carlos Marx y Engels hablan en el “Manifiesto Comunista” de este
movimiento en su mención al socialismo feudal, caracterizado por un
fuerte paternalismo que critica y busca el someter a los mercaderes,
banqueros y plutócratas al considerarlos enemigos de la paz y
justicia social. La “Joven Inglaterra” de Disraeli los señala
como enemigos de la tradición y como explotadores del pueblo al que
el capitalismo había convertido en verdaderos esclavos.
Esta
fuerte corriente del Partido Tory del siglo XIX atacaba a los
liberales que se presentaban defensores de las ideas económicas que
hoy representan los neocapitalistas de los actuales partidos
conservadores, liberales y centristas.
El
movimiento “Joven Inglaterra” se nutría de parciales jacobitas
cuyo sentimientos y valores cristianos católicos les hacían renegar
del sistema capitalista, sobretodo de los abusos e injusticias que
este sistema producía en la sociedad, y estaban muy preocupados por
el desarraigo de millares de obreros que estaban sometidos al proceso
de producción industrial en cadena completamente alienados y
explotados. También estaban muy preocupados por el medio ambiente y
por los efectos negativos y perjudiciales que la industrialización
capitalista estaba causando en el paisaje y la contaminación. Se
preocuparon de aspectos caritativos, de las ayudas sociales mientras
los liberales les criticaban, porque se preocupaban por los
colectivos vulnerables que el liberalismo acrecentaba con su dinámica
de explotación capitalista.

Harold Macmillan
Me
ha gustado mucho poder encontrar en este libro cuyo autor Owen Jones
es un militante de convicciones socialistas e izquierdistas,
referencias a Benjamin Disraeli y a los antiguos Tories que tenían
un fuerte espíritu anticapitalista y antiliberal, pues nombra al
anterior líder de los Conservadores Macmillan quien se enfrentó a
Margaret Thatcher en el seno del Partido Conservador.
Este
enfrentamiento en el seno del partido conservador significaba la
confrontación entre el espíritu de las ideas de la “Joven
Inglaterra” que representaba Macmillan, y que significaba una
verdadera preocupación por los temas sociales y por su
anticapitalismo, frente a lo que representaba Margaret Thatcher,
paladín del antiguo y viejo corolario del liberalismo económico
dieciochesco de Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill y que
seguían defendiendo Karl Popper, Friedrich Hayek y Milton Friedman
“dejar hacer, dejar pasar”, desprotección social, aniquilación
sindical, desregulación de la banca, de los tipos de cambio y del
mercado, flexibilización laboral y salarial, desprotección social,
brecha creciente entre ricos y pobres, la mercantilización de la
vida y ser gobernados por el mercado capitalista donde todo y todos
somos mercancía.

Margaret Thatcher
Dice
así Owen Jones:
“Muchos
líderes conservadores no habían tenido ningún reparo en apoyar los
principios de intervención estatal del régimen de la posguerra, en
tratar a los líderes sindicales como iguales y en mantener unos
tipos impositivos marginales altos. En la década de los cincuenta,
los conservadores competían con el Partido Laborista por ver quién
construía más viviendas de protección oficial, un verdadero
anatema para los principios thatcheristas posteriores, los de la
propiedad inmobiliaria y los de dejar en manos del mercado las
políticas de vivienda. Muchos de aquellos líderes de la posguerra
eran patricios conservadores, entre ellos exalumnos de Eton como
Harold Macmillan. Cuando en 1975, Thatcher se convirtió en líder de
los conservadores, se sintió aislada dentro de su propio gabinete en
la sombra. Incluso durante los primeros días de su mandato se vio a
sí misma batallando contra la oposición interna del llamado “sector
blando”, que tenía miedo de las consecuencias de derribar el orden
de la posguerra. En 1985, el ex primer ministro Macmillan comparó en
público las políticas de privatización de Thatcher con venderse
“la plata georgiana” y “todos esos bonitos muebles que antes
había en el salón”. En las primeras décadas que siguieron a la
Segunda Guerra Mundial, había imperado entre los conservadores la
paternalista tradición de la “nación unida”, que había
instaurado el primer ministro conservador del siglo XIX Benjamin
Disraeli, y con el que Macmillan comulgaba. Era esta corriente la que
-para gran desdén de los paniaguados neoliberales- había aceptado
el consenso de la posguerra, y también la que había mostrado
reservas o miedo hacia el nuevo orden neoliberal. Bajo el
thatcherismo, sus miembros fueron quedando marginados hasta que
desaparecieron.”
LEGITIMISTA DIGITAL
26 de diciembre de 2015
![]() |
Benjamin Disraeli |
En
“El Establishment”, el escritor Owen Jones en el capítulo “el
cártel de Westminster” en la págnina 84 hace una importante
referencia sobre el espíritu del antiguo Partido Torie o Conservador
al hablar de la figura de Benjamin Disraeli, uno de los líderes más
importantes del movimiento llamado “Joven Inglaterra”. Los mismos
Carlos Marx y Engels hablan en el “Manifiesto Comunista” de este
movimiento en su mención al socialismo feudal, caracterizado por un
fuerte paternalismo que critica y busca el someter a los mercaderes,
banqueros y plutócratas al considerarlos enemigos de la paz y
justicia social. La “Joven Inglaterra” de Disraeli los señala
como enemigos de la tradición y como explotadores del pueblo al que
el capitalismo había convertido en verdaderos esclavos.
Esta
fuerte corriente del Partido Tory del siglo XIX atacaba a los
liberales que se presentaban defensores de las ideas económicas que
hoy representan los neocapitalistas de los actuales partidos
conservadores, liberales y centristas.
El
movimiento “Joven Inglaterra” se nutría de parciales jacobitas
cuyo sentimientos y valores cristianos católicos les hacían renegar
del sistema capitalista, sobretodo de los abusos e injusticias que
este sistema producía en la sociedad, y estaban muy preocupados por
el desarraigo de millares de obreros que estaban sometidos al proceso
de producción industrial en cadena completamente alienados y
explotados. También estaban muy preocupados por el medio ambiente y
por los efectos negativos y perjudiciales que la industrialización
capitalista estaba causando en el paisaje y la contaminación. Se
preocuparon de aspectos caritativos, de las ayudas sociales mientras
los liberales les criticaban, porque se preocupaban por los
colectivos vulnerables que el liberalismo acrecentaba con su dinámica
de explotación capitalista.
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Harold Macmillan |
Me
ha gustado mucho poder encontrar en este libro cuyo autor Owen Jones
es un militante de convicciones socialistas e izquierdistas,
referencias a Benjamin Disraeli y a los antiguos Tories que tenían
un fuerte espíritu anticapitalista y antiliberal, pues nombra al
anterior líder de los Conservadores Macmillan quien se enfrentó a
Margaret Thatcher en el seno del Partido Conservador.
Este
enfrentamiento en el seno del partido conservador significaba la
confrontación entre el espíritu de las ideas de la “Joven
Inglaterra” que representaba Macmillan, y que significaba una
verdadera preocupación por los temas sociales y por su
anticapitalismo, frente a lo que representaba Margaret Thatcher,
paladín del antiguo y viejo corolario del liberalismo económico
dieciochesco de Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill y que
seguían defendiendo Karl Popper, Friedrich Hayek y Milton Friedman
“dejar hacer, dejar pasar”, desprotección social, aniquilación
sindical, desregulación de la banca, de los tipos de cambio y del
mercado, flexibilización laboral y salarial, desprotección social,
brecha creciente entre ricos y pobres, la mercantilización de la
vida y ser gobernados por el mercado capitalista donde todo y todos
somos mercancía.
![]() |
Margaret Thatcher |
Dice
así Owen Jones:
“Muchos
líderes conservadores no habían tenido ningún reparo en apoyar los
principios de intervención estatal del régimen de la posguerra, en
tratar a los líderes sindicales como iguales y en mantener unos
tipos impositivos marginales altos. En la década de los cincuenta,
los conservadores competían con el Partido Laborista por ver quién
construía más viviendas de protección oficial, un verdadero
anatema para los principios thatcheristas posteriores, los de la
propiedad inmobiliaria y los de dejar en manos del mercado las
políticas de vivienda. Muchos de aquellos líderes de la posguerra
eran patricios conservadores, entre ellos exalumnos de Eton como
Harold Macmillan. Cuando en 1975, Thatcher se convirtió en líder de
los conservadores, se sintió aislada dentro de su propio gabinete en
la sombra. Incluso durante los primeros días de su mandato se vio a
sí misma batallando contra la oposición interna del llamado “sector
blando”, que tenía miedo de las consecuencias de derribar el orden
de la posguerra. En 1985, el ex primer ministro Macmillan comparó en
público las políticas de privatización de Thatcher con venderse
“la plata georgiana” y “todos esos bonitos muebles que antes
había en el salón”. En las primeras décadas que siguieron a la
Segunda Guerra Mundial, había imperado entre los conservadores la
paternalista tradición de la “nación unida”, que había
instaurado el primer ministro conservador del siglo XIX Benjamin
Disraeli, y con el que Macmillan comulgaba. Era esta corriente la que
-para gran desdén de los paniaguados neoliberales- había aceptado
el consenso de la posguerra, y también la que había mostrado
reservas o miedo hacia el nuevo orden neoliberal. Bajo el
thatcherismo, sus miembros fueron quedando marginados hasta que
desaparecieron.”
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