Hispanidad fraternal y solidaria
¿Cómo será la futura alianza de pueblos hispanos del mundo frente al planteamiento egoísta anglosajón?.
PEDRO ZABALA / L.D.
15 de octubre de 2015

Bandera de la Hispanidad
El 12 de octubre, fiesta de la patrona de Aragón,
se celebra pomposamente lo que hace muchos años se llama de la Hispanidad. Se
relaciona con el descubrimiento en 1492 de una isla de lo que luego se llamaría
América por tres naves fletadas por la corona castellana, al mando de Cristobal
Colón. Las Indias Occidentales en el lenguaje de la época. Así empezó la
conquista de la mayor parte parte de un continente que alguna gente califica
hiperbólicamente de Gesta Dei per Hispanos, mientras que sus detractores no
dudan en tildarla de genocidio.
Lo que debemos celebrar, sin desconocer sus
orígenes, pero sobre todo como compromiso cara el futuro es la fraternidad
iberoamericana, la de los latinos de allende y aquende. Una fraternidad cuya
característica básica es el mestizaje, abierto también a los descendientes de
los africanos llevados a América en barcos negreros para ser vendidos como
esclavos. En eso, los hispanos hicieron honor a sus raíces mediterráneas. Eso
marca la diferencia con las
colonizaciones anglosajona y francesa, reacias a mezclarse con los pueblos
indígenas, en aras de la superioridad blanca.
Claro que también padecemos la contrafraternidad.
Las oligarquías de allá y acá, opresores de sus pueblos e irreconciliables
entre ellas, aunque de cuando en cuando hagan ostentosos alardes de
hermanamiento. La plaga del caciquismo -voz derivada del término
transatlántico, cacique- que corroe los partidos políticos, como agencias de
colocación de sus partidarios, antaño ganando elecciones a través de la compra
directa de votos y hoy por los medios sibilinos de la propaganda falaz e
irracional, empleada en los medios audiovisuales. Los espadones, que desde sus
cuarteles controlan las frágiles democracias o las interrumpían bruscamente con
golpes de estado o guerras civiles. Las figuras de Tiranos Banderas, los
Trujillo, Somoza, Stroener, Videla, Pinochet, Salazar, Franco...gobernando a
través del terror. Las jerarquías eclesiales, apoyadas e inducidas por nuncios,
aliadas tradicionales de las oligarquías y las sectas protestantes, financiadas
con dinero yanqui para frenar las protestas populares. Las grandes
multinacionales -hidroeléctricas, bancos, empresas extractivas, de construcción
de grandes obras-, muchas de ellas españolas.
Nos unen idiomas comunes, castellano y portugués.
En el caso del español, hace tiempo que sus figuras señeras están allá: Rubén
Darío, Miguel Ángel Asturias, Rómulo Gallegos, Gabriela Mistral, Neruda,
Borges, Cortázar, García Márquez, Juan Rufo, Octavio Paz...Y allí se dan tanto
la conservación más pura de aquel román paladino, cuyas formas escritas más
antiguas se encuentran en las Glosas que un humilde monje riojano escribiera en
san Milán de la Cogolla, como sus avances lógicos por el transcurso de los
siglos. Y en sus periferias surgen
formas híbridas: el espanglis, el portuñol o el lunfardo.
Nos unen también las figuras de los cantoautores,
cuyos poemas musicados sirvieron y sirven aún de inspiración en las luchas
populares por la liberación. Citaré sólo tres nombres de allá: Atahualpa
Yupanki, Violeta Parra y Victor Jara, y otros de acá: Raimon, Paco Ibañez y
Labordeta.
Y esa fraternidad iberoamericana tiene unas
heridas sangrantes, causadas por los imperialismos británico y yanqui:
Gibraltar, las Malvinas, Guantánamo y el bloqueo de Cuba.
A los santos americanos de ayer Inés de la Cruz y
Rosa de Lima se une hoy el de San Romero, mártir de la fe y por su apoyo al
pueblo oprimido.
Y de América nos llega la voz valiente de sus
profetas: a los Montesinos y Las Casas de antaño, se unen hoy las de Gutiérrez,
Leonardo Boff, Helder Cámara, Casaldáliga, fray Beto, Ellacuría,
Sobrino...Firmes impulsores de una teología de la liberación, que irradia sobre
los cristianos de base con más fuerza que la teología política centroeuropea.
La fraternidad iberoamericana se da hoy en las
protestas y mareas populares de allá y acá. Con reivindicaciones comunes:
tierra y techo; soberanía alimentaria; sanidad y educación universales;
superación de las fronteras; derribo de vallas y muros; acabar con siglos de
dominio patriarcal; respeto y cuidado de la naturaleza; democracia
participativa; control permanente de los gobernantes por las bases; comercio
justo; trabajo decente;... Sin caudillismos anacrónicos, con pleno respeto a
todos los Derechos Fundamentales de todas las personas, garantizados
jurídicamente. Y abierta a todos los pueblos explotados de África y Asia.
¿Tenemos conciencia de esa fraternidad que nos
singulariza en la historia?. ¿Vivimos la solidaridad que hoy tiene que ser
planetaria, pues los poderes explotadores se mueven a escala global?.
PEDRO ZABALA / L.D.
15 de octubre de 2015
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Bandera de la Hispanidad |
El 12 de octubre, fiesta de la patrona de Aragón,
se celebra pomposamente lo que hace muchos años se llama de la Hispanidad. Se
relaciona con el descubrimiento en 1492 de una isla de lo que luego se llamaría
América por tres naves fletadas por la corona castellana, al mando de Cristobal
Colón. Las Indias Occidentales en el lenguaje de la época. Así empezó la
conquista de la mayor parte parte de un continente que alguna gente califica
hiperbólicamente de Gesta Dei per Hispanos, mientras que sus detractores no
dudan en tildarla de genocidio.
Lo que debemos celebrar, sin desconocer sus
orígenes, pero sobre todo como compromiso cara el futuro es la fraternidad
iberoamericana, la de los latinos de allende y aquende. Una fraternidad cuya
característica básica es el mestizaje, abierto también a los descendientes de
los africanos llevados a América en barcos negreros para ser vendidos como
esclavos. En eso, los hispanos hicieron honor a sus raíces mediterráneas. Eso
marca la diferencia con las
colonizaciones anglosajona y francesa, reacias a mezclarse con los pueblos
indígenas, en aras de la superioridad blanca.
Claro que también padecemos la contrafraternidad.
Las oligarquías de allá y acá, opresores de sus pueblos e irreconciliables
entre ellas, aunque de cuando en cuando hagan ostentosos alardes de
hermanamiento. La plaga del caciquismo -voz derivada del término
transatlántico, cacique- que corroe los partidos políticos, como agencias de
colocación de sus partidarios, antaño ganando elecciones a través de la compra
directa de votos y hoy por los medios sibilinos de la propaganda falaz e
irracional, empleada en los medios audiovisuales. Los espadones, que desde sus
cuarteles controlan las frágiles democracias o las interrumpían bruscamente con
golpes de estado o guerras civiles. Las figuras de Tiranos Banderas, los
Trujillo, Somoza, Stroener, Videla, Pinochet, Salazar, Franco...gobernando a
través del terror. Las jerarquías eclesiales, apoyadas e inducidas por nuncios,
aliadas tradicionales de las oligarquías y las sectas protestantes, financiadas
con dinero yanqui para frenar las protestas populares. Las grandes
multinacionales -hidroeléctricas, bancos, empresas extractivas, de construcción
de grandes obras-, muchas de ellas españolas.
Nos unen idiomas comunes, castellano y portugués.
En el caso del español, hace tiempo que sus figuras señeras están allá: Rubén
Darío, Miguel Ángel Asturias, Rómulo Gallegos, Gabriela Mistral, Neruda,
Borges, Cortázar, García Márquez, Juan Rufo, Octavio Paz...Y allí se dan tanto
la conservación más pura de aquel román paladino, cuyas formas escritas más
antiguas se encuentran en las Glosas que un humilde monje riojano escribiera en
san Milán de la Cogolla, como sus avances lógicos por el transcurso de los
siglos. Y en sus periferias surgen
formas híbridas: el espanglis, el portuñol o el lunfardo.
Nos unen también las figuras de los cantoautores,
cuyos poemas musicados sirvieron y sirven aún de inspiración en las luchas
populares por la liberación. Citaré sólo tres nombres de allá: Atahualpa
Yupanki, Violeta Parra y Victor Jara, y otros de acá: Raimon, Paco Ibañez y
Labordeta.
Y esa fraternidad iberoamericana tiene unas
heridas sangrantes, causadas por los imperialismos británico y yanqui:
Gibraltar, las Malvinas, Guantánamo y el bloqueo de Cuba.
A los santos americanos de ayer Inés de la Cruz y
Rosa de Lima se une hoy el de San Romero, mártir de la fe y por su apoyo al
pueblo oprimido.
Y de América nos llega la voz valiente de sus
profetas: a los Montesinos y Las Casas de antaño, se unen hoy las de Gutiérrez,
Leonardo Boff, Helder Cámara, Casaldáliga, fray Beto, Ellacuría,
Sobrino...Firmes impulsores de una teología de la liberación, que irradia sobre
los cristianos de base con más fuerza que la teología política centroeuropea.
La fraternidad iberoamericana se da hoy en las
protestas y mareas populares de allá y acá. Con reivindicaciones comunes:
tierra y techo; soberanía alimentaria; sanidad y educación universales;
superación de las fronteras; derribo de vallas y muros; acabar con siglos de
dominio patriarcal; respeto y cuidado de la naturaleza; democracia
participativa; control permanente de los gobernantes por las bases; comercio
justo; trabajo decente;... Sin caudillismos anacrónicos, con pleno respeto a
todos los Derechos Fundamentales de todas las personas, garantizados
jurídicamente. Y abierta a todos los pueblos explotados de África y Asia.
¿Tenemos conciencia de esa fraternidad que nos
singulariza en la historia?. ¿Vivimos la solidaridad que hoy tiene que ser
planetaria, pues los poderes explotadores se mueven a escala global?.
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