Parados, trabajadores y capitalistas. Nos jugamos las
futuras elecciones al Parlamento Europeo. Hoy mandan las políticas que vienen
impuestas por Europa, sin embargo aquí nos venden la moto que esto es cosa de
dos: de Elena Valenciano y de Arias Cañete.
PP-PSOE representan el bloque político neoliberal
capitalista, reflejo de la privatización desmesurada, de la liberalización y
capitalismo de amiguetes. Ellos vendieron Españas, las Españas a las grandes
corporaciones multinacionales y a la banca internacional. Su política fue
vender todo lo público, y cobrar por esas ventas en los puestos de
administración. Se lo podemos preguntar a Aznar y a González. Éste último se
aburría en los consejos de administración, hizo como que se marchaba, y después
nos proponía en la televisión un gobierno de concentración PP-PSOE. Quizá para
rescatar de los residuos de la historia aquel conglomerado que fue la “Unión
Patriótica”, fruto de la unión de conservadores y progresistas después del
fracaso político del turnismo decimonónico.
Nos metieron engañados en el euro, nos metieron en la Otan,
nos impusieron políticas de contención del gasto con las que modificaban la
Constitución del 78 de un día para otro sin consultarlo a la “Nación”. Nos
impusieron una austeridad mal entendida, basada en los recortes sociales, la
privatización de la educación, de la sanidad, la subida de impuestos, la
impunidad a los ricos plutócratas, para dar apariencia de solvencia y
productividad ante las agencias privadas de calificación internacional. Su
máximo interés ha sido favorecer a la casta plutócrata para que esta tenga
fácil su lucro especulativo a través de la deuda nacional o soberana. La alta
prima de riesgo ha favorecido un proceso de desmantelamiento de lo público, y
también de recortes salariales para “hacernos más competitivos
internacionalmente”.
La derecha y la extrema derecha han sido cómplices de todo
este proceso desregulador y expropiador que ha afectado muy negativamente a la
población española que vive de las pensiones de sus abuelos, que ha regresado a
la vivienda de sus padres rompiendo proyectos familiares.
La derecha nos habla de la familia, y de la patria, y de la
propiedad. Ya hemos visto lo que significa para ellos, simplemente la Fe ciega
en su Dios Libre Mercado Neoliberal Capitalista. Nos hablan del derecho a la
vida del no nacido, sin embargo no quieren acordarse del derecho a la vida
digna del nacido.
Pretenden ignorar los problemas económicos globales y el
flujo migratorio poniendo un gran muro que impida la entrada de personas cuando
al mismo tiempo aceptan la libre circulación de capitales financieros
internacionales, porque de ello deviene el incremento de negocio especulativo.
La derecha solo conoce una patria y una familia, el llamado dios dinero.
Lo que
nos cuentan son grandes mentiras basadas en enormes sacrificios que tiene que
realizar la ciudadanía, el pueblo llano, aceptando bajadas salariales, subidas
de impuestos, copagos sanitarios y privatizaciones del comunal, de lo público. Estos
sacrificios la derecha los plantea como inevitables y para ello llama a la
resignación cristiana, porque con obediencia y resignación el redil queda
manso.
Así que desde VOX, PP, UPyD, Ciudadanos, Impulso Social y PSOE se
defienden con mayor o menor grado las políticas llamadas de ajuste y austeridad,
y votarles implica aceptar un patriarcado neoliberal burgués capitalista donde
realmente gobierna el poder del dinero siendo lo demás un simple simulacro de
una falsa e hipócrita democracia.
Para hacer frente a esas políticas de ajuste, a esa mal
llamada austeridad, a esas injusticias sociales tenemos alternativas de
izquierda que han venido protestando contra esa mala gestión de la crisis
capitalista y las tenemos representadas en partidos como PODEMOS, Izquierda
Unida, EQUO-COMPROMIS.
El purismo de la extrema izquierda con su interpretación
dogmática de los planteamientos comunistas posibilitan que el PCPE, la UCE y
otras formaciones hayan quedado marginadas “porque quizá adivinan que en ellas
reside la verdadera razón de la izquierda” al estar enfrentados todos estos
grupúsculos entre sí.
El Partido Carlista no se presenta en estas elecciones y sus
miembros, simpatizantes tenemos libertad completa para votar aquello que
consideremos oportuno siempre y cuando redunde en beneficio de lo social, de lo
comunal y de lo público, y obviamente no podemos optar por favorecer posiciones
políticas que lleven siempre a la asfixia de los mismos recalando en beneficio
de la oligarquía plutócrata capitalista.
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