Se trata de una constitución que no se ha renovado en el tiempo, que votaron o dieron el visto bueno nuestros abuelos, que no hemos votado nosotros. Excusa legal que permite injusticias permanentes, porque entre otras cosas reconoce de facto, la propiedad privada absoluta y el sistema económico capitalista. Fue orquestada bajo la amenaza del ejército español franquista que mantenía su espíritu golpista si las cosas no se hacían a su manera. Reconoce la Soberanía de la "Nación Española", representada en Parlamento, cuando la realidad es que existen varios pueblos, diversas Naciones cosoberanas que tienen que decidir democráticamente su futuro de Pacto con la Legítima Monarquía Española.
Si bien la Constitución de 1978 reconoce la existencia de
hechos diferenciales llamándolos nacionalidades históricas y organizadas en
Comunidades Autónomas, no deja de ser un despropósito el reconocimiento de la Soberanía
en la “Nación Española”. Éste, producto revolucionario burgués y capitalista
nacido en 1812 con la constitución de Cádiz, llamada “La Pepa” al coincidir su
nacimiento el día de San José.
En el terreno social, la Constitución del 78, blindaba una
serie de derechos y garantías sociales que se han mostrado falsos en su
aplicación, porque trataba de casar la economía de mercado con la planificación
económica que velara por una economía social redistributiva, y al final se ha
convertido esta “ley de leyes” en el marco político económico del capitalismo
más salvaje neoliberal y plutócrata oligárquico burgués, que en la práctica ha
dejado por el suelo los derechos públicos y comunales tales como: Sanidad
Pública, Educación Pública, Vivienda Pública y Digna, Trabajo Público y Digno,
Pensiones de Jubilación Públicas y Dignas, y verdadera Justicia Social;
permitiendo la mercantilización de la vida, la privatización de los Derechos
Comunales y de lo Público que siempre el Carlismo defendió como algo realmente fundamental.
No reconoce papel efectivo y jurídico a la institución de la
Corona, permitiendo la usurpación de la “Jefatura del Estado” en la persona de
Juan Carlos y su familia, designado por el dictador Franco a título de “Rey”,
heredero de una familia que lleva usurpando el Trono de las Españas desde 1833.
Jefatura ésta que tendría que ser de los Estados, porque las Españas son
diversas Naciones y Pueblos, que muy tímidamente se habla de ellas como “nacionalidades
históricas” dentro de la “Nación Española”, craso error este, ya que la
realidad histórica de las Españas son diversas Naciones Históricas,
representadas en Estados políticos territoriales independientes unos de otros,
coordinados por la Corona Legítima. Naciones y Estados que componían la
Monarquía Española, que eran Cosoberanas porque sus habitantes y ciudadanos
compartían la soberanía política a través de sus instituciones con un PACTO con
el Rey de las Españas, que era en realidad Cosoberano, aunque en él se
reconocía la plena Soberanía Política de los Estados que componían su Monarquía
Española.
Luego la Constitución Española de 1978 reconoce un único
Estado, una sóla “nación”, la Española, la usurpación de la Corona por parte de
Juan Carlos, “Rey por Franco”, reconoce lo que ha devenido en un proyecto
político, económico y social sumido en el capitalismo, en el individualismo
burgués, en las privatizaciones de todo lo público o comunal, en definitiva en
la mercantilización de la vida, y todo esto se lo debemos a los herederos de
las familias que formaron la oligarquía burguesa y capitalista en los tiempo de
Isabel “II”, Alfonso el “XII”, Alfonso el “XIII”, los Dictadores Miguel Primo
de Rivera y Francisco Franco, y para terminar Juan Carlos que usurpa el Trono.
La actual y vigente constitución habla del título inventado
asociado a Juan Carlos, como “Rey de España”, porque la misma considera la
existencia de un único Estado y una sola Nación. El centralismo y la garantía
de la “Unidad de España” por el ejército así como la irresponsabilidad del Jefe
del Estado son dos puntos completamente antidemocráticos y fascistas, ya que
para el carlismo la unidad de las Españas está basada en un Pacto entre los
Pueblos de las Españas, sus Naciones y Estados que libremente Juran lealtad al
Legítimo Rey de las Españas, SMC don Carlos Javier I de Borbón.
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