Leyendo el reciente libro de Requetés de las trincheras al olvido, encontramos los testimonios de diversos carlistas, y antiguos ex-combatientes de la guerra civil, que para nada la glorifican, como algunos hacen sobre la misma. Una de las afirmaciones que más se repiten es que aquellos acontecimientos fueron muy tristes, esperando que no vuelvan a cometerse en el futuro.
La diferencia es notable entre los antiguos ex-combatientes carlistas de la 1ª, 2ª y 3ª Guerra Carlista, quienes animaban a los jóvenes a emprender la lucha "militar", implicando con ello el desarrollo del carlismo de las armas, mucho más violento. Pues ahora, nuestros mayores y antiguos ex-combatientes ya no nos animan a sublevarnos militarmente contra el gobierno, cosa que si hicieron sus padres y abuelos, ex-combatientes carlistas de las anteriores guerras. Ello ha sido sobretodo, porque el "bando Nacional" no era carlista, porque los carlistas eran una parte del grupo sublevado, y porque todas sus reivindicaciones políticas cayeron en saco roto. Ello ha llevado al carlismo entero a percatarse que la alianza con los militares no interesa en absoluto, porque ello nos lleva a regimenes dictatoriales y al ensuciamiento de la Fe Católica, y hasta el Jefe del Carlismo Catalán Don Tomás Caylà Grau pondría numerosas objecciones al respecto, cuando se enteró de las "negociaciones" con los militares.
Para algunos, estos testimonios son un "fraude" en el sentido que esperaban que quienes vivieron la contienda civil y combatieron en los campos de batalla, glorificasen todavía aun más la "Cruzada". Pero está visto, y el libro es muy objetivo en ese sentido, al dar lugar a todo lo contrario, mediante una serie de afirmaciones y testimonios que van contando nuestros verdaderos protagonistas.
Para empezar, el carlismo no se sublevó para imponer una dictadura militar franquista. No eran franquistas en absoluto. Y quedaron los carlistas muy defraudados al contemplar como su sangre vertida en los campos de batalla, sirvieron a la Falange y al Régimen Militar de verdadero instrumento y fuerza de choque para establecer en España una DICTADURA DE 40 AÑOS, presidida por el tio Kiko, quien nos puso finalmente a Juan Carlos como "Rey" de España, nuestro actual jefe legal del Estado Español.
En los testimonios cada uno de los entrevistados y las entrevistadas desean que aquella tragedia que fue la guerra civil, no vuelva a producirse, cosa, que por cierto, algunos carlistas que no han vivido la guerra, no tienen nada claro, porque glorifican de forma panacea "LA SANTA CRUZADA", y no se esperan que sus queridisimos REQUETÉS, por ejemplo, protegieran a "Rojos" y a "Separatistas" de la indiscriminada represión llevada a cabo por el ejército y la falange, así como la guardia mora que traían del norte de África. Curioso, cuando sus herederos ideológicos se encuentran en los reductos de las 4 Falanges y en el Partido Popular, y se las dan tanto de antimusulmanes. Ellos que no tuvieron inconveniente en hacer entrar a aquella guardia mora.
Todavía, algunos, claro, tras los foros, y bajo anónimo, sin dar la cara, se atreve a afirmar que a los "Rojos" y a los "Separatistas" hay que aniquilarlos y matarlos a todos; cosa que muy cuerdamente rechazan quienes realmente vivieron la guerra civil española, como son los protagonistas de este libro REQUETÉS DE LAS TRINCHERAS AL OLVIDO.
Recordando a Don Jaime del Burgo Torres y la defensa que hizo del Arbol de Guernica frente a los soldados del ejército español y frente a los falangistas que venían a talar el Árbol de Guernica, explicaba que salió de Pamplona hacia Madrid la tarde del 19 con la Columna de García Escámez y no regresó, salvo para ser atendido el 17 de Junio de 1937 de una grave herida sufrida cerca de Bilbao; por esas fechas, la espiral de violencia había remitido considerablemente.
También aseguraba que en los tres años de guerra no había participado ni presenciado fusilamiento alguno, coincidiendo así con otros oficiales carlistas, algunos de los cuales hacían referencia a una orden emitida por Don Manuel Fal Conde; máximo líder de la Comunión Tradicionalista Carlista ( nombre por aquellos días del Partido Carlista), para que los Requetés no intervinieran en este tipo de represalias.
En su libro Conspiración y Guerra Civil, recuerda, en este sentido, qué el Coronel Bautista Sánchez le llamó la atención a Don Jaime del Burgo, por no entregar prisioneros; "(-No creerá, mi coronel, que los fusilamos?)", le dijo del Burgo. "(No; ya lo sé. Pero hace algo muy peligroso: se los queda)", le contestó su superior quien pese a ello, no tomó medida alguna contra del Burgo.
En este mismo libro Conspiración y Guerra Civil, menciona el caso de otro mando Requeté, Jaime Lasuen, miembro de una familia carlista exiliada en Francia, que se negó a fusilar a varios comunistas franceses argumentando que él había combatido en el ejército galo en la Gran Guerra y eso le impedía fusilar a súbditos franceses.
Jaime Lasuen volvería a luchar al lado de la Resistencia Francesa contra la ocupación nazi, como hicieron otros ex-rquetés "franceses" y el propio reclamante carlista al Trono de España Don Javier de Borbón Parma, quien fue internado al campo de exterminio de Dachau con la complacencia y aceptación de Franco y Hitler.
Con motivo del bombardeo de Guernica Don Jaime del Burgo Torres tuvo unas palabritas con un Coronel de artillería, ya que Don Jaime del Burgo, navarro, había criticado abiertamente la operación aérea, saliéndole al paso el citado teniente coronel diciendo que eso era lo que había que hacer "con todo el País Vasco y con Cataluña", a lo que Don Jaime contestó: ¡¡Y con tu puta madre!!, elevando el tono de una discusión que terminó llegando a las manos.
Del Burgo, se enteró de que los falangistas se disponían a cortar el Árbol de Guernica con hachas, por lo que mandó formar un cinturón de Requetés armados y con bombas de mano para proteger el Viejo Roble y la Casa de Juntas, símbolos de las Libertades Tradicionales de los habitantes del antiguo Señorío de Guipuzcoa, impidiendo que desapareciera el Árbol bajo el que juraban los Fueros los Reyes de la Dinastía Carlista, dinástía, por cierto proscrita.
Son ejemplos de Requetés, más cercanos a la superación de la Guerra Civil Española, que muchos de los que hoy no vivieron aquella tragedia, y reivindican "LA CRUZADA" como algo gloriosísimo y que hay que repetir. De manera que quienes esto piensan, ni quieren verdaderamente al carlismo, ni piensan en superar la guerra civil. Cosa que con el libro de REQUETÉS de las trincheras al olvido, sus protagonistas, si tienen afan y sentido de la superación del conflicto civil, cosa quizá muy fuerte, que no encontramos en algunos jóvenes, que tienen una concepción del Carlismo y la Guerra Civil que no se corresponde con la historia del Carlismo, y ni siquiera con los testimonios de quienes si vivieron aquella tragedia, y admiten sinceramente que NO QUIEREN QUE SE VUELVA A REPETIR. Aseverando además que su lucha en parte frustrada, no sirvió para acometer las ideas políticas que el carlismo profesaba, sino más bien para servir de fuerza de choque en el bando de los vencedores, siendo los vencidos en el bando de los vencedores. Semejante traición es indigna de aquellos que todavía reivindican la Guerra Civil como un acto de gloria y triunfalismo, cuando lo que se obtuvo fue una dictadura de 40 años y que hoy por el hecho de ser Católico y Monarquico Legitimista, te miren de arriba a abajo y te digan que eres un facha, o un separatista o un rojo, cuando explicas aquello de la problemática social, o cuando defiendes los Fueros para cada uno de los Reinos o estados existentes en las Españas.
Fue de enorme esfuerzo por parte de S.M.C. Don Carlos Hugo de Borbón, Rey de las Españas, pretender acabar con la separación y división de los Españoles, dando el paso para que todos los Carlistas y todo el Carlismo superase la Guerra Civil Española, y de alguna manera el presente libro Requetés de las Trincheras al Olvido da testimonio del hecho humano de personas, Margaritas Carlistas y de Requetés Carlistas que tratan de no glorificar en absoluto aquellos sucesos horribles llamando a todos para que aquello no se repita jamás, y sirva de ejemplo juicioso y coherente que parte del pensamiento y obra de nuestros mayores.