
La monarquía carlista, como heredera de la monarquía hispánica, representa y es la auténtica Confederación de las distintas Naciones históricas o nacionalidades ibéricas, concretadas en los Reinos, Señoríos y Principados de las Españas.
La Confederación, perfil de nuestra Monarquía Carlista, trata de vincular a través del Pacto a los diferentes habitantes y pueblos de cada uno de los Reinos, Señoríos y Principados de las Españas, conformando partes soberanas, a través de sus Fueros o Constituciones, Usos e Instituciones propias; y así, de forma libre e independiente tratan de vincularse, estos pueblos de las Españas, a través de un Pacto, de un Vínculo histórico con la Corona, la cual representa la mismísima Confederación Monárquica histórica que fue la antigua Monarquía Hispánica.
La monarquía carlista es la monarquía foral, que pretende restaurar el antiguo Pacto que había entre los Pueblos de las Españas, a través de sus partes territoriales e institucionales soberanas, con la institución, también soberana, de la Corona Legitimista Carlista.
Nuestra Confederación es distinta a otras ya existentes nacidas en el seno del liberalismo, porque la nuestra nace del propio tradicionalismo político, ya que las nacidas en el seno del liberalismo, son los distintos pueblos quienes alcanzan un tratado interterritorial para conformar la confederación a través de un tratado donde se establecen instituciones comunes, y establecer un gobierno mínimo central. Sin embargo en el caso del Carlismo, no se trata de alcanzar un tratado interterritorial, sino un Pacto entre los distintos habitantes, que viven en un espacio territorial concreto, y la institución de la Corona encarnada en el Rey de las Españas, es por ello que afirmo que nuestra Confederación es la propia monarquía carlista.
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